Friday, April 07, 2006

207

Meditabundo, el último Dios
sueña las puestas de sol
como el recuerdo que llama
en la nostalgia del pasado

Entonces, aun en sueños, proclama:
“Vosotras, pequeñas hadas,
ya no habéis de volar
como el martillo no enceguecerá
ni cantará en truenos
que ningún conjuro habrá de hechizar
ni otro dios escogerá doncellas”

Cierra los ojos,
y grita en los truenos
de una tormenta furiosa
apretando sus párpados.
¿Dónde, perdido se encuentre
aquel portentoso hálito de vida
en nuestras manos?

Y al desvanecerse,
en medio de la lluvia,
sentencia:
“Que sentido ha de tener,
dioses del pasado,
si ya nadie
cree en nosotros”.


070297

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