Forja
Si los hombres tuvieran ojos para ver,
maravillados, como niños frente al sol,
bailando entre las hojas de los árboles.
Si sus corazones latieran al soñar,
nobles y felices, la belleza.
Una cálida tarde de verano,
veloces, atravesando el prado.
Si los hombres pudieran oir
el canto, la risa, y el llanto.
el caer de la lluvia, el martillo y el relámpago,
sólo entonces podríamos llamarle
hijo de dios
De serlo, es hijo de un dios ciego,
amargo, triste y sordo.
un dios de prestamistas, palomas y carneros.
El dios único de un pueblo desterrado.
Pero los hijos de Dios somos blancos,
como la risa sonora de los niños,
cantarinas nuestras mujeres
como el caer de las lluvia.
Guerreros y poetas,
como el martillo y el relámpago.
071006
maravillados, como niños frente al sol,
bailando entre las hojas de los árboles.
Si sus corazones latieran al soñar,
nobles y felices, la belleza.
Una cálida tarde de verano,
veloces, atravesando el prado.
Si los hombres pudieran oir
el canto, la risa, y el llanto.
el caer de la lluvia, el martillo y el relámpago,
sólo entonces podríamos llamarle
hijo de dios
De serlo, es hijo de un dios ciego,
amargo, triste y sordo.
un dios de prestamistas, palomas y carneros.
El dios único de un pueblo desterrado.
Pero los hijos de Dios somos blancos,
como la risa sonora de los niños,
cantarinas nuestras mujeres
como el caer de las lluvia.
Guerreros y poetas,
como el martillo y el relámpago.
071006
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