Friday, October 06, 2006

Forja

Si los hombres tuvieran ojos para ver,
maravillados, como niños frente al sol,
bailando entre las hojas de los árboles.

Si sus corazones latieran al soñar,
nobles y felices, la belleza.
Una cálida tarde de verano,
veloces, atravesando el prado.

Si los hombres pudieran oir
el canto, la risa, y el llanto.
el caer de la lluvia, el martillo y el relámpago,
sólo entonces podríamos llamarle
hijo de dios

De serlo, es hijo de un dios ciego,
amargo, triste y sordo.
un dios de prestamistas, palomas y carneros.
El dios único de un pueblo desterrado.

Pero los hijos de Dios somos blancos,
como la risa sonora de los niños,
cantarinas nuestras mujeres
como el caer de las lluvia.
Guerreros y poetas,
como el martillo y el relámpago.

071006

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